La patata es originaria de los Andes peruano-bolivianos y es uno de los principales cultivos alimentarios del mundo. Se cree que las papas se domesticaron de forma independiente varias veces y los incas ya las cultivaban ampliamente en América del Sur hace 1800 años. Más tarde descubierta por los invasores españoles, la papa se introdujo en Europa durante la segunda mitad del siglo XVI. A finales del siglo XVII, la patata se había convertido en un cultivo muy popular en Irlanda y, a finales del siglo XVIII, estaba muy extendido por toda Europa continental, especialmente en Alemania y el oeste de Inglaterra. Continuó propagándose, tanto en el hemisferio occidental como en el oriental, durante las primeras cuatro décadas del siglo XIX, y la propia economía irlandesa pasó a depender en gran medida de la patata. Sin embargo, las desastrosas cosechas irlandesas a mediados del siglo XIX (especialmente en 1846 y 1848), destruidas por el mildiú velloso (Phytophthora infestans) y la resultante “Gran Hambruna Irlandesa” generaron una actitud más cautelosa hacia la dependencia de este cultivo. Hasta principios de la década de 1990, la mayoría de las papas se cultivaban y consumían en Europa, América del Norte y países de la antigua Unión Soviética. Desde entonces, ha habido un aumento dramático en la producción y demanda de papa en Asia, África y América Latina. China es ahora el mayor productor de patatas del mundo, y casi un tercio de todas las patatas se producen en China e India.
La patata (Solanum tuberosum) es una planta herbácea perenne de la familia de las solanáceas, cultivada por sus tubérculos almidonados y comestibles. La planta de papa tiene un tallo ramificado y hojas compuestas alternas que consisten en folíolos de tamaño y forma variable. Los folíolos pueden ser ovalados u oblongos. La planta de patata produce flores blancas o azules y frutos de color amarillo verdoso que son pequeñas bayas venenosas con numerosas semillas. Los tallos se extienden bajo tierra en estructuras llamadas estolones. Los extremos de los estolones pueden ensancharse considerablemente para formar desde unos pocos hasta más de 20 tubérculos de diferentes formas y tamaños, que suelen pesar hasta 300 gramos. Los tubérculos de papa crecen bajo tierra y generalmente se encuentran en los primeros 25 cm de profundidad. Los tubérculos pueden variar en color de amarillo a rojo o morado dependiendo de la variedad. Los tubérculos tienen yemas (ojos) dispuestas en espiral. Estos cogollos dan lugar a clones de la planta madre, lo que permite que las plantas se propaguen vegetativamente para la próxima temporada. Las plantas de patata pueden alcanzar más de 1 m de altura.
La patata es una planta perenne, pero se cultiva como cultivo anual. La temperatura óptima para el crecimiento es de 21 °C y el crecimiento está limitado por debajo de los 7 °C y por encima de los 30 °C. La formación de tubérculos se ve favorecida por los días cortos (mayores horas de oscuridad). También es esencial tener suficiente humedad en el suelo para obtener rendimientos óptimos. Los suelos arenosos o arcillosos, profundos y bien drenados son ideales para el cultivo, con un pH del suelo entre 5,5 y 7,5. Las papas se propagan principalmente por métodos vegetativos (clonación). Los tubérculos de patata tienen nudos u ojos a partir de los cuales comienza el crecimiento de una nueva planta. El órgano utilizado para la propagación vegetativa puede ser un tubérculo entero o un tubérculo cortado. En general, las patatas de siembra deben tener un peso medio de 60 g, y la mayoría de las patatas de siembra pesan entre 35 y 85 g. La cantidad de tubérculos utilizados para la siembra varía según el uso final previsto, pero generalmente varía de menos de una a más de seis toneladas por hectárea. Las temperaturas ideales del suelo para la siembra son de 13-16 °C y las mínimas de 8-10 °C. A lo largo de cada fila de plantas, el suelo se apisona, un proceso conocido como apisonamiento para evitar que los tubérculos en desarrollo queden expuestos a la luz. Los tubérculos producen el alcaloide solanina y se vuelven verdes cuando se exponen a la luz, lo que los hace inadecuados para el consumo humano o animal. Por la misma razón, los tubérculos deben almacenarse en un lugar oscuro después de la cosecha.
La patata es un cultivo nutricionalmente exigente y elimina grandes cantidades de nutrientes durante su ciclo de cultivo. Para ello es necesario recurrir a la fertilización con aplicaciones de nitrógeno, fósforo y potasio para asegurar un adecuado crecimiento de las plantas, rendimiento y calidad de los tubérculos.
De todos los elementos esenciales, el nitrógeno (N) es el que más suele limitar el crecimiento, especialmente en suelos con bajos niveles de materia orgánica. Asegurar un suministro adecuado de nitrógeno es necesario para lograr altos rendimientos. El nitrógeno es necesario para obtener buenos resultados cuantitativos y cualitativos. Es aconsejable añadir un 40% del nitrógeno total en forma orgánica durante la fase de siembra y una nueva aplicación posterior en la cubierta.
El fósforo (P) es importante para mejorar el crecimiento temprano del cultivo y promover la madurez de los tubérculos. El fósforo favorece la resistencia al frío y al contenido de almidón y se requiere en la fase de desarrollo muy temprana de la patata y más precisamente en forma orgánica para evitar problemas de insolubilidad.
Las papas absorben cantidades significativas de potasio (K), un nutriente que juega un papel importante en el rendimiento, tamaño y calidad de los tubérculos. La planta también necesita una alta disponibilidad de potasio para obtener una buena calidad de conservación.
Siempre se debe preferir el uso de fertilizantes orgánicos, porque aportan materia orgánica y ácidos húmicos que favorecen el desarrollo y la salud de las plantas. Además, también ayudan a mejorar los suelos “cansados” y evitan el exceso de salinidad, que es el principal problema relacionado con el uso de fertilizantes químicos.
Los micronutrientes también son esenciales para una buena calidad y cantidad de producción. Entre estos, generalmente se requiere zinc, y es preferible utilizar una forma bioquelada capaz de realizar una doble acción nutritiva y bioestimulante, gracias a la acción de los péptidos vegetales. El calcio es útil para mejorar el crecimiento y la formación de tubérculos, la compacidad y la vida útil.
Etapa de recubrimiento
Antes de la plantación
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Plantación
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Formación de tubérculos
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Plena floración
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Madurez del tubérculo
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